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Prisma AT: una válida alternativa para mejorar el confort

Con esta versión full automática, Chevrolet sumó al Prisma a una corriente que cobra más valor a medida que aumenta la complejidad del tránsito. El motor es el mismo 1.8 de 98 CV.

11 de noviembre de 2014

En octubre del año pasado me puse al volante del Prisma luego de su renovación, ocurrida algunos meses antes junto al Onix, su hermano hatch. Proveniente de Brasil, este sedán tiene como carta de presentación un amplio espacio interior y un baúl más que generoso, además de un diseño fresco y respetuoso del nuevo estilo global de Chevrolet. Por entonces manejé durante una semana este modelo dotado con el motor naftero 1.4 de 98 caballos asociado a una caja manual, y ahora era el turno de la variante automática. Una excusa más que válida.

Al tratarse de la principal incorporación, lo más lógico es comenzar por este apartado. Y lo primero a destacar es que tiene una transmisión automática auténtica, a diferencia del resto de los compactos que compiten en el mercado que se ofrecen con cajas robotizadas, es decir, que mantienen características de una manual pero con el accionamiento mecanizado para pasar de una marcha a otra. La primera diferencia entre la caja del Prisma y las demás, es que es algo más rápida y que aprovecha mejor el desempeño del motor. Es de seis velocidades y trabaja  con un convertidor de par para dosificar la potencia de este 1.8 que no cambió y que sigue rindiendo 98 caballos y un torque de 12,9 kgm a 4.800 rpm. También se puede manejar de modo secuencial a través de una poco práctica tecla colocada en el lado izquierdo del selector. La diferencia con la variante manual probada meses atrás es que la comodidad de no tener que pasar las  marchas lleva a resignar algunos puntos en la performance. A saber: consigue una velocidad máxima de 173 km/h (178 con la manual) y completa el 0 a 100 km/h en 12 segundos (11,6 segundos con la transmisión manual). En cuanto a consumo urbano las diferencias también son lógicas, ya que en ciudad ronda los 10,5 l/100 km (contra 9,8 l/100 km). En ruta la diferencia es de 1 litro más: 9 litros contra los 8 con la caja manual como socia.


Las formas

El Prisma es un auto bien proporcionado y despierta cierta atención por su impronta moderna, especialmente en el sector frontal, donde resalta la gran parrilla dividida al medio e identificada con el moño dorado. La fuerte personalidad se completa por las marcadas líneas del capó y las ópticas envolventes con un marco azulado. Es agradable la caída del techo que se aprecia al observarlo de perfil y también la armonía que encuentra este tercer volumen. El baúl –bien integrado- ofrece un volumen de 500 litros, uno de los mejores del segmento.


Por dentro

No cambia respecto al Prisma manual probado en octubre, por lo tanto me limitaré a practicar un repaso. Se trata de un ambiente sencillo, con la funcionalidad como uno de sus puntos más altos. Apela al ya clásico instrumental analógico y digital tomado de las motos, y suma la pantalla “touch” de 7 pulgadas del sistema multimedia MyLink que lo equipa de serie como toque de sofisticación. Este dispositivo es intuitivo y permite conectar diferentes dispositivos a través de Bluetooth, USB o entrada auxiliar, aunque se echa de menos unos comandos al volante para manejar las diversas funciones.

La presentación general (materiales y terminaciones) es mejorable, pero no desentona con el promedio de los modelos regionales. La posición de manejo es demasiado elevada por la altura de la butaca que puede ser controversial para una persona de gran porte. El volante ayuda porque tiene un grip correcto.

En las plazas traseras no es de los más amplios, sin embargo está bien como para que dos personas de casi 1,80 metros estatura se acomoden sin inconvenientes.


Para confort y seguridad

En materia de confort trae aire acondicionado, tapizados de tela, levantavidrios y espejos eléctricos, computadora de a bordo, cierre centralizado y sensores de estacionamiento trasero. La novedad en esta versión AT es la incorporación del cruise control y del volante forrado en cuero. En el rubro seguridad ofrece ABS con EBD, airbags frontales, aviso de colocación de cinturón de seguridad para conductor, cierre automático de puertas en velocidad, luces antiniebla delanteras y alarma antirrobo.


Equilibrio al andar

El comportamiento –ya lo decía en la anterior oportunidad- confirma la robustez que expresa desde la imagen. Agrada por su agilidad en la ciudad, de suave entrega y silencioso funcionamiento. Las suspensiones mullidas garantizan un andar confortable y más allá de cierta lentitud de la dirección, es maniobrable y fácil de llevar por la ciudad. En ruta no se desenvuelve con tanta comodidad como en el tránsito urbano y deja en evidencia algunas inclinaciones, leves por cierto, pero que llaman a recatarse al momento de encarar la próxima curva.

Una categoría bastante poblada

Esta franja del mercado está bien poblada y son varias las alternativas que tiene el público al momento de elegir. Fiat Grand Siena Essence con caja Dualogic, Volkswagen Voyage I-Motion, Nissan Versa Exclusive, son algunos de sus rivales a los que se puede sumar también el Honda City ELX y el Ford Fiesta SE Plus Powershift. Ante ese panorama, este Chevrolet Prisma LTZ AT llega a los concesionarios con una garantía de dos años sin límite de kilometraje a un precio de 199.000 pesos.  A la estética que no pasa inadvertida, el buen baúl y la marcha confortoble, el sedán de Chevrolet suma la practicidad que brinda una caja automática y se posiciona como una alternativa dentro de este espectro de del segmento que se ha incrementado y que poco a poco gana más adeptos que buscan mejorar la "calidad de vida" a bordo ante un tránsito que se hace cada vez más imposible.

 
A favor
- Diseño bien logrado
- Volumen del baúl
- Presentación del interior

En contra
- Ciertos detalles de terminación
- Posición de manejo demasiado alta
- Auxilio temporal